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La Medicina del Tejido: Levantar la mochila

El tejido siempre ha estado asociado a la naturaleza femenina; las mujeres somos tejedoras de la palabra que contiene verdad y amor. Tejemos hijos, sueños, hogares, sociedades. La acción de tejer es una medicina ancestral que yo misma desconocía por completo, desconocía su magia, su poder y su virtud, es la medicina de meditar en movimiento. Las doulas en la tradición rescatamos esta acción de "levantar la mochila" como una metáfora de "hacer el nido". Esto consiste en hacer un ejercicio consciente de preparar el hogar para sembrar la semilla, llevando toda la atención de la mente y la intención del corazón hacia ello. Comenzar con esta medicina fue muy difícil para mí, estaba lejos de imaginar lo sanadora y reveladora que puede ser. Al principio cuatro o cinco intentos fallidos; el nudo se cerraba, se enredaba y finalmente no nacía. Con paciencia tenía que empezar de nuevo y en este punto ya me sentía completamente abrumada por la emoción de no poder empezar, de haber invertido mucho tiempo, de que mis manos no pudieran hacer y sostener ese pequeño nudo.


Luego la mochila empezó a crecer, pero se estaba encocando y era muy pronto para eso. Cuando pedí ayuda me dijeron "tienes que crecer" y eso resonó en mí de una forma apabullante. Pausa, respiración, lagrimas.... exhalación profunda y vamos de nuevo, sin tener idea de cómo tenía que hacerlo. Entonces comencé a duplicar los nudos intuitivamente, pero en mi afán los hacía muy grandes y sueltos. Tejía sin pausa, como una necesidad de mostrarme a mí misma que podía crecer; y sí, empezó a crecer con muchas olas y más parecía una carpeta que una mochila. Volví a preguntar y a pedir ayuda, y me dijeron "creciste mucho, dejando muchos huecos, ahora hay que estabilizar". De nuevo pausa, respiración, comprensión. Pensé en desechar este tejido y empezar de nuevo, pero no lo hice, quería ver qué pasaba si lograba estabilizarlo. Me senté de nuevo, con toda la atención de la mente enfocada en esto, pero principalmente con la intención más amorosa del corazón, y sí, el tejido empezó a fluir. Nudos más estables, sin dejar espacios, más tranquilos, más firmes. El tejido te habla, cuenta tu historia, revela tus miedos, dudas y vacilaciones, te muestra dónde los nudos se repiten, dónde se trancan, te muestra tu estado de ánimo al momento de tejer, y si estás muy de malas no te deja avanzar. Es una meditación tan profunda que te lleva al mismo origen; te permite ver lo que hay que sanar y seguir trabajando. Hilando muy profundo te conecta con tu sabiduría interna.


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